Termina el año y es un buen momento para tratar de resumir las impresiones que deja. Desde AFELMA nos unimos a esta costumbre y trataremos de contar, en pocas palabras, cómo fue 2018.

Comenzaremos diciendo que a principios de 2018 nuestros esfuerzos para sensibilizar a los ciudadanos en materia de rehabilitación (una de las grandes lagunas para dinamizar la actividad) se tradujo en la difusión por parte de asociaciones de consumidores de Galicia, Cataluña y Euskadi de criterios con los que enfocar una rehabilitación eficiente. Se unían a otra iniciativa de esta naturaleza que desarrollamos con la OCU. Sabemos que ni nuestros esfuerzos ni los suyos pueden suplir la actividad de las administraciones, pero tratamos de ayudar.

Conocimos que el volumen de m3 vendidos de lanas minerales aislantes se incrementó en 2017 un 15% sobre el ejercicio anterior, acumulando un crecimiento del 55% en los últimos años. Un incremento relacionado con la mejora de la actividad edificatoria; cabe destacar que su uso alcanzó una cuota entre el 10% y el 13% de la superficie total de aislamiento en el sistema SATE.

En el ámbito interno, AFELMA eligió nuevo presidente, Oscar del Río. Por otra parte, la Asociación resultó elegida vocal de la Junta Directiva de UNE.

Pero 2018 también proyecta incertidumbres y déficits de gran transcendencia porque afectan a la regulación y por tanto a los ciudadanos, que deberían ser el centro de las políticas públicas.
En pleno trámite se haya la modificación del Código Técnico de la Edificación, tanto en su vertiente térmica como de seguridad contra incendios, entre otras.

Desde la perspectiva térmica creemos que hay que aprovechar el momento y equipararnos a regulaciones como la francesa, cuya demanda energética en calefacción de viviendas unifamiliares se sitúa en 10 kWh/m2 y en las plurifamiliares en 15 kWh/m2 frente a los 35 kWh/m2 y 28 kWh/m2 que registra España. Eso por no hablar de algunos principios inspiradores del DB HE algo obsoletos como “uso racional de la energía”, o de la falta de fijación de criterios para definir los Edificios de Energía Casi Nula. Todo ello, si no se palía, dejará sentir sus efectos en la dependencia energética y en consecuencia en la deuda externa, en la factura de los hogares y en la pobreza energética de los mismos.

Por su parte, la propuesta de actualización de la seguridad contra incendios debería aprender de la experiencia y de otras legislaciones, estableciendo criterios más exigentes en combustibilidad y en emisión de humos. En otros aspectos, la propuesta retorna, con buen criterio, a la regulación pretérita de 2010, que exigía la no producción de gotas inflamadas, d0, tal y como la definen otros países como Francia, Portugal, Finlandia, Suecia.

Ambos documentos van camino de Bruselas y estamos estudiando las posibles modificaciones que se hayan incorporado al texto conocido. Por lo tanto, tómense ccon cautela estos comentarios porque nuestra visión sobre citados textos puede estar desactualizada.

Para finalizar este repaso indicar que en materia acústica no hay cambios regulatorios, acumulando más retrasos sobre las previsiones, permitiendo que las rehabilitaciones que se practican puedan empeorar la calidad acústica de origen. Todo ello, mientras los hogares siguen señalando el ruido del exterior y los vecinos como su principal problema de queja, por encima de la delincuencia y la contaminación ambiental.

Felices fiestas