En las sociedades actuales lo insustancial, lo banal, la faramalla es el signo de los tiempos. Es la sociedad líquida. Un estado de liquidez que también se cuela en el sector de la edificación, en el que se aprecia la tendencia a recuperar informaciones que en un momento determinado pudieron responder a una norma, pero que con el devenir del tiempo quedaron totalmente desactualizadas. O a usar como fuente foros en los que se vierten opiniones sin el menor rigor técnico; o a tratar de hacer pasar por información rigurosa aquello que se ha recogido de cualquier página de Internet; o que simplemente es una opinión que no resiste el más elemental contraste con la realidad.
Frente a lo banal, desde AFELMA abogamos por un sector que ofrezca a los profesionales y ciudadanos información científica, objetiva, cuantitativa, basada en criterios normalizados que les permitan conocer y, en su caso, comparar, cuáles son los impactos ambientales de un producto desde su fabricación hasta su tratamiento como residuo, pasando por el transporte e instalación.
Hablamos de las Declaraciones Ambientales de Producto, aquellas que examina el ciclo de vida, su sostenibilidad y permiten conocer su saldo ambiental: recursos consumidos menos ahorros generados.
Pero también hablamos de los ensayos acústicos “in situ” que cada cierto tiempo realizamos al objeto de conocer el comportamiento real de las lanas minerales frente al ruido.
Además, hablamos de la reacción al fuego siguiendo la clasificación de las Euroclases.
Los datos que arrojan los diferentes análisis mencionados se sustentan en las normas que lo regulan y que garantizan que todo aquel que se guie por ellas podrá ofrecer resultados homologables.
Hacer estos ensayos cuesta demasiado para dejar que lo líquido, lo banal, se cuele en la edificación de cualquier manera.
Así que la próxima vez que vea una opinión, verifique sobre que se sustenta. Recuerde que estamos en tiempo de “fake news”.