Mónica Herranz, secretaria general de AFELMA

Los objetivos de descarbonización marcados por la Unión Europea de cara a la Agenda 2030, sumados al actual escenario de crisis energética y escalada de precios, han convertido al ahorro energético en una prioridad. Si pensamos que en España el parque edificatorio es responsable del 30% del consumo de energía final y de un tercio de las emisiones de CO2, de que el 90% del parque edificatorio es anterior al último código técnico de la edificación y de que cerca de un 60% de los edificios están en pie antes de que existiera una normativa sobre eficiencia energética, parece evidente que la rehabilitación es la solución para que nuestros edificios consuman menos y dejen de ser ineficientes energéticamente.

Los edificios deben consumir menos. La rehabilitación energética es imprescindible para incrementar la eficiencia del parque edificado y reducir su impacto en el consumo de energía final y las emisiones de  . Cubrir las necesidades en climatización (calefacción y refrigeración) es lo que implica un mayor consumo. Solo la calefacción supone el 47% del consumo total de energía de los hogares en España, seguido muy de lejos por los electrodomésticos, con un 19,4%, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). La Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales (AFELMA) viene señalando que un buen aislamiento térmico de la envolvente de un edificio puede reducir en un 80% la energía utilizada, en más de un 50% el consumo de luz, y, de forma proporcional, las emisiones de CO2 asociadas. Todos estamos de acuerdo en que la energía más limpia y económica es precisamente aquella que no es necesario consumir, y para ello es imprescindible fomentar un correcto aislamiento. 

Se pueden conseguir importantes mejoras en la eficiencia energética en los edificios mediante la reducción de la demanda en la envolvente, lo que permite no solo disminuir el consumo de combustibles fósiles sino también combatir la pobreza energética. También según el IDAE, se estima que un 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética, es decir, tiene problemas para pagar la energía suficiente para satisfacer las necesidades domésticas. Porcentaje que va en aumento dado el actual repunte de precios. La rehabilitación energética de las viviendas es un factor clave para lograr reducir este gasto sin alterar los hábitos de vida ni perder confort. 

Es necesario rehabilitar 1,2 millones de viviendas de aquí a 2030 (7 millones para 2050) y adaptarlas al modelo de eficiencia energética y de reducción de emisiones fijado por Europa. Es fundamental que los programas de rehabilitación a nivel nacional, autonómico y municipal prioricen el aislamiento como la vía más rentable para disminuir la demanda energética, recortar las emisiones y elevar los niveles de confort en viviendas y centros de trabajo.

En este contexto, hemos visto en la llegada de los fondos europeos Next Generation la oportunidad única de rehabilitar más y mejor, de llevar a cabo reformas que prioricen la rehabilitación del aislamiento de la envolvente del parque edificado para reducir el consumo de energía y aumentar el bienestar interior. 

El impacto ambiental de los materiales

El mercado nos ofrece numerosos productos aislantes, pero lógicamente no todos tienen las mismas prestaciones ni el mismo impacto ambiental. Según datos de AFELMA, la utilización de los materiales adecuados en los procesos de construcción o de rehabilitación de un edificio puede evitar la emisión de 200 toneladas de CO2. La misma cantidad que consumirían 200 árboles a lo largo del mismo periodo de tiempo. Por eso, a la hora de rehabilitar y de diseñar proyectos de construcción que tengan en cuenta la envolvente del edificio, es importante también atender también a los materiales empleados, de manera que contribuyan a la disminución de la dependencia energética y de las emisiones totales a lo largo del ciclo de vida de los edificios. 

En este sentido, las lanas minerales no solo resultan un eficaz aislante térmico a partir de materias primas naturales, sino que ofrecen un buen aislamiento frente al ruido y aumentan la seguridad frente a los incendios al ser incombustibles por su naturaleza inorgánica. De hecho, los productos de lana de vidrio y de lana de roca son los aislamientos más utilizados en los países de la UE, que tienen una normativa edificatoria más exigente que la española. Son duraderos, saludables y sostenibles, y forman parte de un proceso de economía circular acreditado, con alto porcentaje de materiales reciclados y que tras su uso pueden ser a su vez reciclados o reutilizados.

Son un material aislante determinante para alcanzar la neutralidad climática, pudiendo desempeñar un papel protagonista a la hora de conseguir edificios más eficientes, tal y como promueve el Pacto Verde Europeo. No solo proporciona un eficaz aislamiento térmico a partir de materias primas naturales, sino que tiene un ciclo de vida respetuoso con el medioambiente, siendo claro ejemplo de economía circular. 

Las lanas minerales provienen de recursos abundantes en la naturaleza (arena o roca volcánica) e integra entre un 50% y un 75% de materiales reciclados; su transporte requiere poca energía porque se producen en plantas locales, pesan poco y son comprimibles y, por último, pueden ser recicladas o transformadas en otro material de utilidad. 

Los propios recortes y sobrantes de un proceso de instalación de lanas minerales en obra nueva o los residuos segregados en las obras de rehabilitación y demolición pueden convertirse en un nuevo material aislante o en materia prima de otras industrias, reduciendo así la necesidad de materiales vírgenes.

Atendiendo a los procedimientos técnicos normalizados de la UE, el sector de las lanas minerales ha realizado los oportunos estudios para comprobar el impacto ambiental de sus industrias y productos. Los resultados demuestran que su fabricación y uso tiene un impacto beneficioso para el medioambiente, gracias a un modelo de industria que promueve la adopción de tecnologías y procesos limpios y ambientalmente racionales. A todo ello se suma la capacidad del sector de las lanas minerales para crear empleo de calidad a nivel local a lo largo de toda la cadena de obtención y producción, aportando así más valor y beneficio.


Fondos europeos: dificultades y soluciones propuestas

Cuando se rehabilita una vivienda, hay que hacerlo pensando en el largo plazo. Cómo se rehabilita es tanto o más importante que cuánto se rehabilita. Por eso, a la hora de utilizar los alrededor de 6.800 millones de euros de los fondos de recuperación Next Generation de la UE que España ha decidido dedicar a la rehabilitación de viviendas y edificios, AFELMA siempre ha defendido que se aborde un plan en profundidad y contemplando la construcción en su conjunto, desde la renovación de la envolvente del edificio hasta la consideración del ciclo de vida de dicho edificio, pasando por el confort y la salud de quienes residen o trabajan en su interior. Para ello, es necesario que las Administraciones faciliten el acceso a las ayudas y que se realicen el mayor número de rehabilitaciones posibles atendiendo siempre a criterios cualitativos. Hay que rehabilitar más, pero también mejor. 

Sin embargo, son muchas las dificultades que han ido surgiendo a la hora de aprovechar estos fondos: la salida de las convocatorias ha sido más lenta de lo esperado y no se han publicitado debidamente a la ciudadanía, lo que ha venido ralentizando la materialización de estas ayudas, hasta el punto de correr el riesgo de que tengan que ser devueltos a la Unión Europea, algo que nadie desea. Es labor de las administraciones competentes contar con los recursos humanos y materiales precisos para agilizar los procesos burocráticos.

Junto a la lentitud administrativa, otro de los graves problemas detectados es la escasa información que se ha dado a los usuarios. Es necesario también un mayor esfuerzo en comunicación para hacer llegar al conjunto de la ciudadanía toda la información relativa a estas ayudas, dar más publicidad sobre las cuantías subvencionables y los incentivos fiscales asociados, con el objetivo de atraer la puesta en marcha de un mayor número de proyectos de rehabilitación y que los usuarios desconocen.

Ante estos problemas, es pertinente agilizar la puesta en marcha de las oficinas de rehabilitación anunciadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), y que deben impulsar y gestionar las CC.AA. y ayuntamientos, una “ventanilla única” destinada a ofrecer servicios de información, tramitación y acompañamiento de las actuaciones de rehabilitación. 

Por otro lado, la Asociación propone que las administraciones creen las condiciones que estimulen a los operadores para rehabilitar los edificios en línea con los estándares más altos del sector. Para dar un impulso decidido a la rehabilitación, son claves las deducciones fiscales por los gastos incurridos en renovaciones que aumentan el ahorro energético de los edificios privados existentes. Entre las fórmulas que hemos llegado a proponer se encuentra el Superbonus 110%, implementado ya en Italia. Solo en su primer año de vigencia permitió dedicar en subvenciones a la rehabilitación de viviendas casi 8.000 millones de euros. Una cifra que duplica la cantidad prevista por nuestro Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia para todo el periodo 2021-26. Un sistema que, además, logra una plena efectividad de la deducción fiscal y evita la salida directa de caja del Tesoro Público. 

Teniendo en cuenta, como decíamos, que España necesita rehabilitar 1,2 millones de viviendas de cara ya a 2030, es evidente que vamos con mucho retraso y cualquier iniciativa que implique un mayor conocimiento de las ayudas y facilite el acceso a las mismas, debe ser impulsado. Estos fondos son una oportunidad única que no podemos desaprovechar.